martes, 20 de septiembre de 2011

Por un Olmo


Haciendo tiempo para asistir a una misa en la iglesia de san Roque y paseando por la Av. De Menéndez Pelayo, y sus calles adyacentes c/ Fray
Alonso , vi un rincón y eche algo de menos, allí faltaba algo, al llegar a casa y pensando recordé, allí había un precioso olmo, que daba una generosa sombra, y alguien se había encargado de quitarlo.

!Hoy!, no está
                                                                                                    
Desde luego en esta ciudad, ciudad que necesita de los árboles simplemente para facilitar el poder soportar las altas temperaturas de unos largos veranos, quien a un buen árbol se arrima, buena sombra le cobija. Esta es una de las ciudades que menos hace por su patrimonio arbóreo, hay personas incluso que les molestan las plantas, porque les quitan visión, porque ensucian, (a mi me molestan las cacas de los perros que también ensucian y por eso no voy matando perros ni pido que se maten) , cualquier escusa es buena para eliminar un árbol.

Seria de recordar que el patrimonio arbóreo está incluido en el patrimonio de la ciudad y es de todos, que nos da grandes beneficios y que todos debemos de cuidarlo y respetarlo. Comenzando por las autoridades, después y todo son seres vivos que habitan la ciudad y deben de velar por su seguridad igual que por el resto de los seres vivos.

Dios me ayuda a crecer sin molestarte,
tu sombra amiga que te protege del sol,
Mis flores y mis frutos sirven de alimento y te recrean.
El bosque en el que vivo es fuente de salud, deleite y belleza.
Yo no puedo moverme aunque me ataquen.
Defiéndeme tú.
                                                                                    Autor desconocido

También deberíamos recordar que un árbol no crece en dos días, tenemos ejemplos en la ciudad de calles con estaquitas plantadas, que darán sombra quizás a nuestros nietos.
Esto forma parte de la sensibilidad perdida por los humanos, al menos por algunos, hacia la naturaleza, a la que nuestros antepasados reverenciaban, y respetaban, hasta tal punto que algunos pueblos cuando cortaban un árbol hacían una ceremonia pidiendo su perdón. Sabían que de ella dependía nuestra salud y nuestro bien estar, parece que la civilización y el progreso hacen perder estos valores, ¡desgraciadamente!
El árbol es el ser más viejo y más grande de este planeta y observarlo, crece hacia el cielo
Siento el vacio que ha dejado el olmo, no pensé pudiera molestar a nadie, el que se haya cortado me ha molestado y dolido a mí personalmente que soy muy sensible a lo que pueda sucederles a estos fantásticos seres


Árbol, buen árbol, que tras la borrasca

te erguiste en desnudez y desaliento,
sobre una gran alfombra de hojarasca
que removía indiferente el viento...

Hoy he visto en tus ramas la primera
hoja verde, mojada de rocío,
como un regalo de la primavera,
buen árbol del estío.

Y en esa verde punta
que está brotando en ti de no sé dónde,
hay algo que en silencio me pregunta
o silenciosamente me responde.

Sí, buen árbol; ya he visto como truecas
el fango en flor, y sé lo que me dices;
ya sé que con tus propias hojas secas
se han nutrido de nuevo tus raíces.

Y así también un día,
este amor que murió calladamente,
renacerá de mi melancolía
en otro amor, igual y diferente.

No; tu augurio risueño,
tu instinto vegetal no se equivoca:
Soñaré en otra almohada el mismo sueño,
y daré el mismo beso en otra boca.

Y, en cordial semejanza,
buen árbol, quizá pronto te recuerde,
cuando brote en mi vida una esperanza
que se parezca un poco a tu hoja verde...
                                                José Angel Buesa


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